Tuvo muchos nombres y apellidos,
muchos rostros y voces.
Hubo llanto. El dolor más absoluto,
aquel que nace de la muerte de quien amas.
Corrimos agarrados de las manos
sin tener muy clara la dirección.
Bailamos al son de la misma música,
y peleamos con distintos intereses.
Se encontró el mar con las montañas,
se encontraron las naciones y los países, y
luchamos porque fuera único y eterno,
luchamos para que no nos lo quitaran.
Vencimos. Vencimos la no guerra del amor.
Ana García García